En la actualidad, desayunar un buen plato de copos de maíz de Kelloggs es un privilegio al alcance de la mayoría de la población. Y es que, son un desayuno saludable adorado también por los más pequeños. Sin embargo, hubo una época -hace 100 años- en la que este alimento tenía un objetivo distinto... luchar contra la masturbación masculina. Así lo atestigua la versión digital del diario «Mental Floss», donde también se señala que su inventor, John Harvey Kellogg, era un célibe que creía que el onanismo causaba severos problemas físicos y enfermedades como la atrofia en las articulaciones.
Según recoge también la versión digital del «Daily Mail», Kellogg ideó sus cereales a principios del S.XX como un desayuno «sano, listo para comer y efectivo para evitar la masturbación». Por entonces, este estadounidense era un médico célibe que no se sentía cómodo con el onanismo ni el sexo, pues consideraba que no era saludable para el cuerpo, la mente ni el alma. De hecho, y siempre según el diario inglés, nunca consumó su matrimonio, siempre durmió en una habitación distinta a la de su esposa y adoptó a sus hijos para evitar yacer con ella.
La lucha contra la masturbación
Con todo, su verdadera lucha era contra la masturbación masculina, la cual podía generar -según el propio médico- hasta 39 dolencias tales como epilepsia, acné, mala postura, rigidez en las articulaciones, debilidad, falta de desarrollo o palpitaciones. «La autocontaminación es un crimen abominable», escribió el propio norteamericano en uno de sus artículos médicos, según el «Daily Mail».
Por ello, Kellogg quiso combatir la masturbación mediante un sencillo método: la comida simple y sana. Y es que, según afirmaba, esta era capaz de reprimir los impulsos más primarios del hombre, al igual que un estilo de vida saludable. Por el contrario, creía que otros alimentos como las carnes lo aumentaban.
Así pues, durante su estancia en el Sanatorio Battle Creek de Michigan, decidió idear un tipo de desayuno que limitara los impulsos sexuales mediante gránulos de cerel con avena y maíz. Posteriormente, se asoció con su hermano Will y ambos añadieron azúcar a la receta antes de fundar la compañía con su apellido.
Curiosamente, este no fue el único invento de nuestro protagonista, pues también desarrolló una máquina para limpiar los intestinos usando un enema a base de yogur. Con los años, a su vez, siguió luchando contra la masturbación y aconsejó a las mujeres rociarse el clítoris con ácido para quemarlo y limitar sus impulsos sexuales. En el caso de los niños, afirmaba que lo mejor era enhebrar un hilo de plata a través del prepucio para evitar la erección al crear irritación.
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