En las escuelas, se comenta, a los alumnos se nos recuerda
que en las naves de Cristóbal Colón y en las alforjas de los conquistadores
llegó el “pluralismo político, la libertad y la protección que se prodigó a los
indígenas”, “Pero nadie nos recordaba, dice un luchador indigenista, que en
esas mismas naves llegaron las enfermedades mortales y que en esas mismas alforjas,
en las cuales trajeron la santa inquisición, el crimen y el terror, se robaron
el oro y la plata que fueron a dar a las arcas de los empresarios de Génova y
Amberes y que financió en Europa el barroco esplendor de las monarquías y el
despegue del mercantilismo occidental.”
La verdad y la mentira de una misma historia es la voz del vencedor quien la cuenta. Cuando se lee la versión de los vencidos, de los de abajo, queda claro que el arribo de los europeos a tierras americanas fue una gesta sangrienta y que provocó el exterminio de vastas civilizaciones, a quienes les quitaron sus creencias, su cultura, sus tierras, su oro y su plata y sus mujeres.
La Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, proclamada por la ONU en 1963, determina que “toda idea o doctrina de superioridad basada en la diferenciación racial es científicamente falsa, moralmente condenable y socialmente injusta.”
No debería ser pues, motivo de celebración el 12 de Octubre, sino de reflexión de que el etnocidio y el genocidio que comenzó en 1492, en América, aún no termina.
La verdad y la mentira de una misma historia es la voz del vencedor quien la cuenta. Cuando se lee la versión de los vencidos, de los de abajo, queda claro que el arribo de los europeos a tierras americanas fue una gesta sangrienta y que provocó el exterminio de vastas civilizaciones, a quienes les quitaron sus creencias, su cultura, sus tierras, su oro y su plata y sus mujeres.
La Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, proclamada por la ONU en 1963, determina que “toda idea o doctrina de superioridad basada en la diferenciación racial es científicamente falsa, moralmente condenable y socialmente injusta.”
No debería ser pues, motivo de celebración el 12 de Octubre, sino de reflexión de que el etnocidio y el genocidio que comenzó en 1492, en América, aún no termina.
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